Fue una de las figuras políticas más relevantes del siglo XIX en Canarias. Fue el jefe del “Partido Canario”, grupo de jóvenes que fomentaron la labor del Gabinete Literario, del colegio de San Agustín del cuál éste fue el primer rector, profesor de filosofía, derecho público  y de la sociedad Filarmónica.

 

Su carrera política se sitúa en los años del reinado de Isabel II y de los del Sexenio democrático. Bajo su mandato se construyeron nuevas escuelas públicas, el arreglo de calles y aceras, la construcción del nuevo mercado, del Puente de Palo, etc. Así mismo obtuvo importantes concesiones para las islas (Ley de Puertos Francos, 1870). Po su precaria situación económica viajó a Cuba, donde ejerció como Fiscal General.